Me presento en este espacio. Mi nombre es Juan Jesús Castillo, “Juanje” para los amigos. Un chico de Córdoba, de “la llana” como se le conoce, la que alberga sitios y rincones mágicos, gente no menos mágica y un sinfín de historía. Ganas de vivir, conocer y sonreír es lo que me pueden definir en esta vida que, básicamente, es como la entiendo.
Me crié en un barrio trabajador en la misma capital, aunque mis raíces me llevan a un pueblo llamado Fernán-Núñez. Un niño de calle, de los que tiene la “play” casi sin estrenar, y con muchos balones y zapatillas rotas, casi tantas como cicatrices.
Estudié y casi siempre con buenas notas, hasta que empecé a piratear como bien dice un amigo mío, llegando a la universidad y siendo de los mejores años de mi vida. Ahí me hice maestro de Educación Física, pero lo que más me llevo son los recuerdos de todos y cada uno de esos años. Quien no estudia porque no quiere, no sabe lo que se pierde…
En el último de esos tres años, mi vida fue en Polonia a través de un Erasmus. Krosno fue mi destino, pueblecito cerca de Cracovia. Qué maravilla de año, y es que, como les repito a mis amigos, no sabéis lo que hay y lo que os espera fuera de vuestra casa. Vivir, tropezaos, volveos a levantar y si hace falta tened mil fallos, pero de cada fallito sacas algo, casi tan bueno como de las cosas acertadas.
¿Por qué me hice maestro? Sencillo. Vacaciones, buen sueldo, pagas extras. Es broma, pero entre broma y broma la verdad asoma. Siempre he estado ligado al fútbol o al deporte que se me pusiese de por medio, y siempre he tenido una relación de sinceridad, devoción y ganas de enseñar no solo a niños, sino a quien lo necesitase. Por medio de esto ví que era mi opción, la que quería desempeñar o en la que me gustaría mejorar porque nunca sabes en esta vida donde vas a acabar.
Como he comentado he sido futbolista desde que tengo uso de razón, así como otros tantos deportes que me gustan. Pero no soy un extremista en este aspecto como en los últimos tiempos tanto se publicita. Deporte sí, un rato, pero hay más cosas en esta vida que estar en un gimnasio o donde sea. No me gusta esa rutina tan dura o el sentimiento de culpabilidad. Mi forma de entender esta vida, es que también tienes que saltarte esas normas de vez en cuando, que no sea todo plano, sea para lo que sea.
Terminé mi carrera y pasé un año en Málaga junto a dos de mis mejores amigos realizando un máster. Buen año, pero me quedo con los de mi Córdoba y Polonia.
A la vuelta y viendo qué poco futuro y poco inglés había a mi alrededor, compré mi billete hacia Manchester. Cuál fue mi sorpresa, que en la misma semana que debía de volar hacía allí, encontré trabajo en Madrid y caí por la capital. Y aquí sigo, con muchos baches, pero muchísimas cosas buenas que gracias a la gente que he tenido la suerte de conocer me aportan día a día.
Volveré a mi Córdoba, creo, pero mientras, me quedo con esta gente tan “maja” disfrutando de esta ciudad tan maravillosa. Comenzamos con esta aventura, una más que voy a realizar y una menos que probar.
Que la vida hay que vivirla. Y como dice un grande: “Que ser valiente no salga tan caro, y que ser cobarde no valga la pena”.