Accesorio del vestir, ningún otro tiene tantas connotaciones como él. El tacón o taco, como se le conoce, femenino y sexy, provocativo y peligroso, apto para los que no tienen miedo a las alturas y saben caminar sobre ellos. Bellos y fascinantes, pero nada cómodos y casi siempre dolorosos. Propios para eventos, y fiestas pero también aptos para la cotidianidad de cada día.
Una apuesta segura, objeto de deseo al que más atención e inversión se presta, compra compulsiva que vuelve locas a muchas mujeres y despierta la imaginación de algunos hombres.
Decía Marilyn "Dale a una mujer los zapatos adecuados y transformará el mundo" y es cierto, que el efecto que tiene el calzado cuando te sientes cómodo en él, cuando te sientes segura, es muy notable ese poder transformador que adquieres a nivel psicológico. En cuanto te alzas en un zapato de tacón, sientes una visión algo más elevada de tí mismo, sientes tu figura más estilizada, tu andar cambia y tienes un sentido diferente de tu cuerpo porque se mueve de otra manera, aportas una gracia y contoneo que no consigue un zapato plano. Quizá haya algo de actuación o interpretación de uno mismo, quizá sea una manera de conseguir verte como siempre hubieras querido. Algo dice de tí y de tu personalidad el calzado que elijas ponerte. Todas las mujeres hemos crecido con los cuentos de Cenicienta y el zapatito perdido, Dorothy del Mago de hoz y sus zapatos rojos, todas hemos robado sus tacones a nuestras madres de pequeñas imitando sus pasos y soñando con ser mayores cuanto antes, todas hemos deseado alguna vez tener unos Manolos como los de de Carrie Bradshaw en "Sex and The City"y ver que se siente...
Porque un paso con tacón siempre se oye, está muy ligado al oído. Yo recuerdo esos pasos por el pasillo de mi madre los viernes noche cuando salía a cenar con alguna amiga, sólo escucharlos te hablaba de la magia y el poder de la noche con todo lo que conlleva. Hay algo poderoso en los tacones, hay que admitirlo.
Hoy queremos atender a uno en concreto que reconocemos indispensable, un stiletto o zapato de salón, otro básico "timeless" que nos hace la vida fácil, que pega con todo y nunca desentona, que tuvo unos comienzos más formales pero que cada vez es más visto en eventos de gala y puestas de largo. El nombre Stilletto viene del diseñador italiano Giacomo Pirandelli, barón de Stiletto, que fue el primero que diseñó en la década de 1760 el conocido tacón de aguja.
Los hay de diferentes estilos, tamaños, diseños y colores pero nosotros preferimos el negro, sencillo y en liso a ser posible, con y sin pulsera al tobillo, no hay otro más elegante aunque no despreciamos tener alguno en tono nude que siempre alarga la pierna confundiéndose con nuestra piel o un "rojo seducción" para darle algo de fuerza al look final.
Pero si nos vamos a la Historia a documentarnos, vemos que el zapato de tacón no siempre se atribuyó a la mujer, ni tenía esa finalidad estética, sino que eran hombres quien lo vestían en su mayoría y su uso era sólamente práctico. Las primeras referencias que existen a los tacones parten del Antiguo Egipto, también actores de la Antigua Grecia los vestían con suelas de corcho de madera. En el S. XV se utilizaban zapatos de taco que encajasen en el estribo para jinetes pero no fue hasta la Edad Media cuando su uso se extendió debido al estado de las calles, sucias por los barrizales. Esto consiguió que fuera algo a lo que pudiesen acceder sólo las clases altas y rápidamente se extendiera relacionando su altura al estatus y distinción de clases. Luis XIV adoptó sus distintivos zapatos rojos de tacón como uniforme y símbolo de hombría. En 1660, Madame Pompadour puso de moda el tacón alto, que pasaría a llamarse el modelo o estilo Pompadour.
A fin de S.XVII el tacón ya era propio sólo de mujeres, el hombre pasó a llevar otro tipo de tacón más cuadrado y bajo.
Con la Ilustración, cambiaron las cosas, los tacones pasan a ser visto como algo tonto y poco serio, se busca la parte práctica y racional de las cosas, y el ornamento pasa a un segundo plano, así que se identifican con la parte festiva y al uso erótico con la proliferación de burdeles y salas de cabaret.
A mitad de S. XIX vuelve el tacón alto a todos los estratos sociales, sin distinción, y se convierte en un atributo que denota elegancia y sofisticación, sin perder la connotación sexual que tristemente siempre conlleva. Los tiempos han cambiado y lo están haciendo cada día más favoreciendo la comodidad y la normalidad, hemos conseguido que unas zapatillas de deporte entren orgullosas en cualquier discoteca y que sean sinónimo de clase y estilazo en cualquier evento formal. También hemos vuelto a ver con ilusión la vuelta del tacón sensato, más corto y ancho, por ejemplo los bicolores de Chanel, que nada tienen que envidiar a cualquier tacón de vértigo.
Como tantas cosas que sucedieron en un momento en concreto de la Historía y se hicieron costumbre fija, este atributo de altura nos deja reflexionando el porque una vez más a nosotras y no a ellos se nos asigna e impone el tacón. Estas semanas hemos podido celebrar en los medios de información como la británica Nicola Thorp presentaba el Informe: "Tacones altos y códigos de vestuario en el puesto de trabajo", elaborado por dos comités parlamentarios en la Cámara de los Comunes, después de que la empresa en la que trabajaba le exigiera llevar tacón entre cinco y diez centímetros, ella se negara e inmediatamente fuera despedida y hoy ganase la batalla. También asistimos en 2016 en el Festival de Cannes a la reacción de muchas actrices que se negaron a la obligatoriedad de llevar tacones que dictaba el protocolo del festival y acudieron descalzas.
Lo que está más que claro es que nunca se debe imponer nada que resulte diferenciador y discriminatorio para nadie, ni mucho menos aceptarlo, por no decir, que la altura de un tacón además no es precisamente algo saludable. Los pies son la parte sufriente de nuestro cuerpo, soportan todo el peso, y aunque nos encante como nos sienta un tacón, no podemos ni debemos llevar tacones como norma. Está constatada la cantidad de problemas musculares, articulares y traumatismos por su uso frecuente. Espalda, rodillas y dedos son los puntos débiles que más consecuencias tienen aunque hoy existan plantillas, sticks y almohadillas que ayuden a que la experiencia no sea tan dolorosa. Incluso hay gente que trabaja la tonificación para ayudar a disminuir el efecto "auuuh" o recurre a inyecciones de colágeno en la planta del pie, pero da lo mismo, al final y después de unas horas quieta y parada, sólo pensarás en que momento escapar al servicio y ponerte las bailarinas que llevas guardadas en el bolso.
Ya lo decía Christian Louboutin, creador del famoso stiletto de 12 cm de suela roja " Si no puedes caminar con ellos, simplemente no los lleves". Todos hemos comprobado como hay algunas que creían ser bailarinas de ballet cuando salieron de casa y volvieron como patos mareados horas después, pobrecitas... Así que, no señores, no son aptos para largas caminatas, bailes de fiebre de sábado noche, todas esas fiestas con césped serán testigos de como te quedas clavada en él, no valen para conducir y cada vez es más arriesgado atreverte a recorrer la ciudad subida en ellos por el mal estado de muchas calzadas.
Una de las cosas que sí hay que saber es conocer bien tus pies, quererlos un poquito, cuidarlos como haces con tus manos, elegir bien el tamaño del tacón según tu agilidad y aguante, que nunca te apriete más de la cuenta ni te baile, estar atenta a posibles rozaduras y tirar de plataforma si quieres verte más alta, aunque sea un tacón algo más basto.
Tú eres la que elijes, cuánto, cómo y cuándo, sólo tú, nadie más.
¿Y con que me lo pongo? Pues esta vez es fácil, con todo!!! hasta con chandal! Que sí, hazme caso, es favorito de jeans, con vestidos estarás perfecta, pantalones tipo culottes o anchos están enamorados de él, faldas lápiz o minifaldas los adoran.
Todo va bien con un stiletto. Si quieres lucir piernas, te ayudará a alargarlas y que se vean preciosas. Si sólo asomas tobillos, le darás un toque muy chic a cualquier look tapado. Y si te aburres, dales un "twist", aplica pintura de otro color a la puntera o a la suela, añade purpurina, cose pequeñas joyitas que ya no te pongas, mete una lazada al tobillo, saca imaginación y cambiales el rollo. Hasta con calcetines, la clave es divertirse.
Y si vas a estar de pie siempre busca puntos de apoyo, cambia peso de pierna de vez en cuando sino puedes hacerlo, busca tu comodidad. Intenta si puedes descansar las piernas, siéntate y presume.Cuando llegues a casa, pies en alto y masajitos. Y diviértete con ellos, juega tú sóla, siéntete guapa. Pero cuida de ti.
"Levántate, ponte los tacones y pisotea las tristezas" Anónimo.
ESTILISMO. ZARA.
JOYAS. TOUS.
MODEL. DIANA NOVAC.
CRÉDITOS. TIMELESS.