De carácter unisex, básica e imprescindible, clásica e inmortal, elegante como nada, la camisa blanca es una prenda "timeless" que no puede faltar nunca en tu armario.
Fue en el s. XIX y sólo los hombres de alta casta y buena posición la llevaban asomándose únicamente por el cuello. LLegó para quedarse en el s. XX, convirtiéndose en fiel uniforme de los 70´s o pareja incondicional de trajes y faldas en los 80´s. Ya en el s. XXI asistimos a su revolución.
No es tarea fácil encontrar "la camisa", debe cumplir un patrón de comodidad, calidad y caída necesarios para que se convierta en ese "must "socorrido de nuestro fondo de "closet". Eso sí, el perfecto lienzo en blanco debe estar siempre pulcro y níveo, su color debe permanecer siempre intacto y su aspecto, impecable. El blanco, con permiso del negro, favorece a tod@s por igual y resalta el bronceado como ningún otro color.
Sola o acompañada, casada con todas las tendencias. Superpuesta, bajo blazers y jerseys o camisetas. Para el día y para la noche, siempre perfecta. Uniforme de diseñadores como Carolina Herrera o Tom Ford, seña de identidad con lazada de Margaret Thatcher, Charlotte Rampling o Marisa Berenson e inolvidable el look escogido de Rania de Jordania para la boda de Letizia Ortiz y Felipe VI.
De seda, algodón o encaje. Versátil como nada.
Esa camisa masculina robada en las mañanas que dejaron noches salvajes, todavía con el perfume impregnado en ella, un café tranquilo, el cabello suelto, desenfadado y natural, una piel luminosa...
Dudo que exista algo más sexy que una camisa desabrochada, muestra seguridad en tí mismo, le da ese efecto "effortless" al look y sobretodo, dice mucho de tu estilo, relajado y sencillo. Dejando último botón a la altura del escote, haciendo un nudo al ombligo, mangas remangadas, desabrochada entera cruzada y metida dentro de tu pantalón sastre o falda lapiz. Mil maneras pero jugando siempre con los botones. Mejor con pelo suelto o moño deshecho y con alguna joyita XS o choker. Labio rojo y nada más.
O también abrochada hasta el último botón del cuello, cerrada, inocente, minimalista e informal. Acompañada de pantalón o jeans, chaqueta de punto o jersey, con sombrero para el día y collar bien llamativo o gargantilla XL para la noche.
Con lazada "ladylike". Lazo equivalente a la corbata o pajarita masculina. Lazo fino o lazada gruesa, tu eliges, siempre chic. Gesto de autoridad y refinamiento, de carácter y elegancia, y un punto de alegría a cualquier look. También, lazada desatada, más casual y rebelde. Mejor con pelo recogido, bien pulido en coleta baja o moño.
Otras variantes como el caso de la camisa Victoriana, el toque lady clásico, delicado, romántico, con encajes, texturas ligeras, vaporosas... La camisa con hombros fuera, de influencia setentera, oversize. La camisa deconstruida, con cortes estratégicos, mangas con vida propia...
Y modernizada, reinventada y convertida en vestido camisero, atada a la cintura como falda, con lazada a la espalda, abrochada del revés... El caso es dar rienda suelta a la imaginación y divertirnos un poco, porque la moda siempre es DIVERSIÓN.
La camisa blanca, pieza universal que nunca te fallará. Icónica, atemporal y que hablará siempre bien de tu estilo.
CAMISA HOMBRE. CORNELIANI.
CAMISA LAZADA Y FALDA. MANGO.
CALZADO. MANGO.
MARIPAZ.
CHOKER. MERCADO LAS DALIAS IBIZA.
SOMBRERO. H&M.
MODEL. DIANA NOVAC.
CRÉDITOS. TIMELESS.