DJAMEL TATATH. Saint-Chamond, Francia. 1959.
Artista franco argelino, que estudió Bellas Artes en Saint-Etienne y que será en Marsella donde desarrolle y trascienda su particular estilo creativo.
Docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París, con multitud de exposiciones a lo largo y ancho del mundo, su obra se encuentra incluida en diversas colecciones públicas y privadas.
Sus piezas reconocibles de gran belleza poética, obras a gran escala, individuales, en series y polípticos, dominadas por la figura del hombre y la mujer, en sus diferentes etapas de la vida.
La niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez.
El tiempo como mecanismo de aprendizaje, motor de cambio y adaptación, resistencia y abandono.
Hiperrealismo y abstracción cruzada, figuración conceptual donde prevalece el color, la luz y la línea. Sujetos sobre fondo neutro monócromo a veces sólo interrumpido por elementos arquitectónicos.
Amplia paleta que elige tonos vivos o sobrios, vibrantes o apagados según el momento, que baila en amarillos, tabacos y beiges, naranjas y calderos, mangos y corales, rojos carmín y rosas palo, malvas y lilas, azules tormentas, océanos, celestes y zafiros, verdes musgo y manzana, marrones y negros.
Una representación abstracta del sujeto contemporáneo, el individuo que cuestiona su presencia en el mundo, su papel en la sociedad, su identidad.
La humanidad como marioneta del destino, que observa la realidad de diferentes maneras, que se enfrenta a la vida cotidiana o a los acontecimientos políticos y sociales con melancolía e incertidumbre, solos o en compañía, con individualidad y distanciamiento, con compromiso e implicación.
El cuerpo atrapado en el silencio generalizado, el rostro conteniendo la expresión del alma.
‘La soledad como virtud, imponer silencio en el caos de la vida, retroceder y examinar nuestra relación con los demás’.
Esa soledad cada vez más habitual por nuestra forma de vida, por la globalización y la tecnología.
La ilusión de que pueda ser vista como sabia compañera, como amiga leal.
El estado de aislamiento como una oportunidad de autoconocimiento, tiempo de revisión de la confianza y la autoestima abandonadas.
Figuras a tamaño natural, enigmáticos y elegantes seres de rostros pálidos, de facciones marcadas e indumentaria con pliegues contorneados.
De cerca o de lejos, de frente mirando al espectador, ensimismados o concentrados en sus pensamientos.
De perfil, de costado, con la mirada baja o elevada, desmotivada o esperanzada.
Enfrentados o abrazados, reflejados en sí mismos, llevados por otros.
Sentados, cansados o apoyados, con expresión perdida, sufrida y sentida, desafiante y molesta.
Caminantes que cruzan sus travesías o individuos inmóviles, pensativos y ensimismados, sin darle cuenta o importancia a la presencia del otro.
Ocultando su rostro, prisioneros tras muros y barrotes.
Recostados y caídos, perdiendo el equilibrio, observados por corazones impasibles, levantados por almas sensibles.
En espera aislada, en grupos dispersos o en multitud seriada.
Exposiciones.
Publicaciones.
Djamel Tatah, el color del silencio.
CREDITS. DJAMEL TATAH.
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