Jack Vettriano. Fife, Escocia, 1951.
Jack Hoggan, artista escocés, uno de los pintores más reconocidos y copiados de nuestro tiempo, que cuenta con una extensa obra reproducida en carteles y postales.
Abandonó pronto la escuela y trabajó como ingeniero de minas hasta que la pintura se cruzó en su camino al cumplir los 20 años gracias al regalo de unas acuarelas por una amiga.
A veces el destino te pone delante tu talento y eso es lo que debió ocurrirle a Jack, ese fue su comienzo autodidacta en la pintura.
Hasta la edad de 39 años se dedicará a copiar obras de El Greco, Dalí o piezas del impresionismo, labor que le que le llevará a ahondar en las posibilidades de la pintura, dominarla y definir su estilo.
En 1989 presentó dos cuadros a la Royal Scottish Academy que fueron vendidos el mismo día, al año siguiente entró en la academia y se inició como artista.
A pesar del rechazo de la crítica, su obra ha tenido una trayectoria y crecimiento imparable, numerosas exposiciones en Edimburgo, Hong Kong, Londres y New York le avalan.
La reina Isabel II le concedió en 2003 el título de OBE por su servicio a las artes.
En 2004 su pintura más conocida y reproducida ‘The singing butler’ fue vendida en Sotheby’s por £750.000.
Retrospectiva en 2013 en conmemoración a los 20 años de carrera en Kelvingrove Art Gallery & Museum.
En 2015 funda su propia compañía editorial Jack Vettriano Publishing Limited.
Su pintura, arte figurativo próximo a realismo contemporáneo, bebe de la literatura y el cine negro, del Hollywood clásico y su época dorada.
Dandis y damas, de esmoquin y gabardina, con sombreros y gafas oscuras, vestidos de gala y guantes largos, ropa de baño, lencería y salones de aguja.
La luz es esencial, atmósferas sofisticadas de sombras reflejadas y contrastes lumínicos y el color, clave en la fuerza expresiva de su obra.
Pero ante todo Vettriano es un pintor de pequeñas grandes historias, de realidades cotidianas, de vida y emoción.
Intriga y suspense, elegancia y refinamiento, sensualidad y seducción, deseo y pasión, erótica y poder, sexo y lujuria, silencio y soledad.
Llegar a captar el momento anterior a la acción, al encuentro, a la unión, al rechazo, a la despedida.
‘En mis pinturas quiero mostrar el momento en que todo queda por suceder’.
Finalmente el espectador es el que hilará la historia y la completará a su modo.
Debido a la extensa producción, ha sido difícil agrupar y sintetizar su obra pero igualmente fascinante.
Sus mujeres solitarias, que descansan sentadas, recostadas, apoyadas, a la luz de la ventana, en calma aparente, en reflexión y escucha interior, en hastío o pereza, cansancio o tristeza, esperanza e ilusión, nostalgia y espera.
Retratos en interiores, en exteriores, de frente, perfiles en primer plano, sentados sobre butaca cubierta con amplias sábanas.
Ventanas, esos escaparates a la vida exterior.
Y balcones, esos apartamentos con alas.
Porque la vida es baile. Bailar en la pista, en la verbena, en la playa, pero bailar.
Escenas de arena y mar, sombrillas, hamacas y aperitivos.
Mujeres tomando el sol. Paseos marítimos, caminatas por la orilla y saludos entre conocidos en el puerto.
En transporte público, sujetos solitarios o acompañados, personajes que cruzan sus destinos.
Automóviles. Mujeres al volante, la independencia de conducir, la libertad de poder ir donde quieras, cuando quieras.
Las carreras, la velocidad, poder volar en tierra.
Y llegó el romance. El misterio del amor.
Escenas de interior. Estancias cálidas decoradas con gusto.
Obras de arte y lámparas, espejos y ventanas, camas, butacas y sofás. Copas y cigarrillos.
Susurros, peticiones, conversaciones, insinuaciones, caricias y primeros besos. Juego de seducción.
Sugerentes cuerpos desnudos, semidesnudos. Vistiéndose, desvistiéndose.
Arreglándose frente al espejo y tocador.
Pintándose los labios, bañándose, haciéndose la manicura.
El antes y el después.
Miradas que lo dicen todo. Resistiendo la tentación, negando el deseo.
Besos de cariño, tímidos y apasionados. Abrazos interminables.
Hombres que dominan, mujeres que dominan, intercambio de poder.
Y desenfreno, donde tres son ya multitud.
Sastres que toman medidas, mujeres que dudan que vestir.
Cafés, restaurantes, terrazas.
Entrada y salida, dejarse ver y ser visto, tomar una copa y observar el mundo.
Mujeres solas, fumando y tomando un café o un vino.
Disfrutando de su soledad, esperando quizás a alguien.
Mujeres acompañadas de hombres, de otras mujeres.
Observadas de lejos por su elegante seguridad.
Jack Vettriano, pincel cargado de sentimiento.
CREDITS. JACK VETTRIANO.
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